Noches largas que son cortas

Hay noches que no son lo suficientemente largas para todo lo que hay que pensar, soñar, para todo lo que hay que amar o extrañar. No sé si te ha pasado, que los recuerdos son tan largos y profundos tan repentinamente importantes que fácilmente pueden dejarte un vacío después de intentar descartarlos, pero aun así no tienes problemas en revivirlos una y otra vez entonces la noche se queda corta; en que las palabras que te callas son tantas que le das cuerda a pensamientos que parecen tomar vida e inmortalizarse en tu ser, en que quizás las canciones definen tan bien lo que sientes que las palabras que no sabes decir las escuchas entre melodías y entonces la noche se hace corta ante tal descubrimiento, la verdad se asoma y los verdaderos sentimientos emergen del sitio en el que estaban escondidos y posiblemente quieras alargarlos por un rato más o posiblemente ya no, también descubres que el silencio te saca las mejores respuestas del corazón y el pensar en soledad te hace recapacitar en preguntas en las cuales no hallabas las respuestas. De verdad no sé si has vivido noches como esas, que podrían marcar un antes y un después en tu vida, ya sea por un hola o una despedida, o quizás por ese te amo o ese te odio con sabor a mentira o peor aún, noches en las que te invade una valentía repentina que te hace hacer cosas de las que te arrepientes a la mañana siguiente, hablo de esas noches que son casi nada cuando hay tanto que sentir, tanto que hacer, tanto que ser y ni en lo más mínimo te rehúsas a ello, más bien fácilmente te dejas llevar por los diferentes sentimientos. Vamos… No puedo ser la única loca que viva noches largas que son cortas… Así que apuesto a que si las has vivido… Piensa en ello.

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