De esto se trata la vida
- Alejandra Rivas
- 20 jul 2015
- 2 Min. de lectura

No sé si te ha pasado que llegan días en los que te provoca agarrar tus maletas e irte lejos por un buen tiempo como método de escape entre tantas ocupaciones diarias, entre tantos deberes y compromisos, quizás si hayas vivido días como esos en los que la rutina te come y no puedes ver nada nuevo en tu vida y hasta se llega a pensar que no solo es un mal día sino una mala vida, días en los que ni te tomas un momento para ver el azul del cielo ni admirar todo a tu alrededor porque tus afanes roban toda tu atención, días como esos en los que todos sonríen enamorados a tu alrededor y caminan de la mano por el parque mientras tu pareces el pitufo gruñón quejándote de todo lo que te gustaría tener y no tienes, ¡¡que fatal!! Permíteme aclarar el panorama diciendo que aunque días como esos lleguen por ningún motivo debemos dejar de ser agradecidos por todo cuanto tenemos y hacemos, las bendiciones de Dios las obtenemos diariamente y eso es algo que no debemos dar por sentado bajo ninguna circunstancia. Ser agradecidos y amar hasta el más mínimo detalle de cualquier cosa o persona que tengamos en nuestra vida es un proceso digno de aprender y atesorar, te abriré mi corazón al decir que Dios cada día me pule un poco más en esta área, me ha enseñado a amar los detalles, a mirar de cerca, a escuchar atentamente, a amar profundamente y eso hace que cuando vengan esos días en lo que todo es gris y monótono te detengas un momento y pienses: “Hare las cosas con pasión, con ganas, respetar, ayudar, comprender, no rendirse, querer… Ya que al final, de esto se trata la vida.”
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