El adiós más difícil

“Me he despedido tantas veces de ti, que no sé cuándo terminare de marcharme”, leer esa frase me hizo pensar en lo difícil que es decir adiós cuando la única verdad es que no quieres irte, cuando lo único que sabes es que tu corazón solo puede ser lastimado y sanado por esa única persona. Le dije adiós esa noche dudando regresar nuevamente como de costumbre, ya no había vuelta atrás, use de gasolina los momentos de decepción, arranque, tome fuerza y le deje en ese último mensaje la última porción de esperanza que quedaba para los dos, también le deje mi corazón lastimado y mis sueños junto a él no realizados, le dije adiós sabiendo que no volvería a buscarle, que me esperaban noches como las de hoy en las que mi corazón se encogería por los recuerdos y se dejaría llevar por las ilusiones que dejaban sus besos, nos dijimos adiós tan frio y vacío como si entre nosotros jamás hubiera existido un “te quiero”, como si el amor fuera mentira y yo la niña que se cree cada uno de sus cuentos. Y justo en ese momento entendí que el amor en algunos es pasajero, que muchas veces es de uno y no de dos y por triste que suene, el que ama de verdad sale perdiendo. El adiós más difícil no es el que le dijiste, no es el que el recuerda, el adiós más difícil es el que ciertas noches a las dos de la mañana recuerdas.

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